Agricultura intensiva: definición, métodos y efectos ambientales
Agricultura intensiva: descubre definición, métodos, efectos ambientales y alternativas sostenibles. Riesgos para suelos, agua y bienestar animal.
La agricultura intensiva es un sistema de producción en el que se invierte una gran cantidad de dinero y mano de obra —junto con insumos tecnológicos— para maximizar el rendimiento por unidad de superficie. En este modelo se emplean habitualmente grandes cantidades de pesticidas en los cultivos y medicamentos en el ganado. Al intensificarse la producción aumenta inicialmente el trabajo humano, pero con la mecanización muchas tareas pasan a realizarse con máquina, por lo que el número de trabajadores necesarios puede reducirse drásticamente. La agricultura intensiva surgió y se expandió, en gran medida, como respuesta al crecimiento demográfico y a la demanda de alimentos, aunque ha sido objeto de críticas por problemas de bienestar animal, salud pública y sostenibilidad ambiental.
Métodos y prácticas comunes
Las formas modernas de agricultura intensiva combinan varias técnicas para aumentar la productividad:
- Labranza mecanizada y uso de máquinas para la siembra, cosecha y manejo del suelo.
- Aplicación de fertilizantes químicos para suplir nutrientes y acelerar el crecimiento de las plantas.
- Empleo de pesticidas y reguladores de crecimiento para controlar plagas, enfermedades y mejorar la apariencia o tamaño de los cultivos.
- Sistemas de riego intensivo (aspersión, goteo presurizado) que permiten cultivar fuera de la estacionalidad natural en zonas áridas.
- Especialización y monocultivo: grandes áreas dedicadas a una sola especie para facilitar la mecanización y la eficiencia de escala.
- Cría intensiva de animales en espacios confinados, con alimentación y tratamiento sanitario controlado para aumentar la producción de carne, leche o huevos.
- Uso de semillas mejoradas y, en algunos casos, biotecnología (cultivos transgénicos) para aumentar rendimientos y resistencia a plagas.
Efectos ambientales
La agricultura intensiva produce beneficios en términos de productividad, pero también genera impactos ambientales importantes:
- Contaminación del agua y suelos: el exceso de fertilizantes y pesticidas contamina acuíferos y ríos, afectando la calidad del agua y la salud de ecosistemas acuáticos.
- Erosión y degradación del suelo: la labranza intensiva y la falta de cobertura vegetal aumentan la erosión y reducen la fertilidad a largo plazo.
- Pérdida de biodiversidad: el monocultivo reduce hábitats y la variedad genética, afectando insectos beneficiosos, aves y fauna local.
- Emisiones de gases de efecto invernadero: el uso de fertilizantes nitrogenados, la fermentación entérica del ganado y la quema de rastrojos contribuyen al cambio climático.
- Resistencia de plagas y problemas sanitarios: el uso intensivo de pesticidas y antibióticos puede generar resistencia en plagas y patógenos, complicando el control futuro y afectando la salud humana.
- Impactos sobre el bienestar animal: en sistemas intensivos de engorde o producción masiva, las condiciones de alojamiento y manejo pueden ser deficientes, lo que plantea preocupaciones éticas y sanitarias.
Impactos sociales y económicos
- Seguridad alimentaria: la mayor productividad puede aumentar la disponibilidad de alimentos y reducir precios, beneficiando a consumidores, pero la dependencia de insumos externos incrementa la vulnerabilidad ante variaciones de mercado.
- Concentración de la tierra y empleo: la mecanización y las economías de escala favorecen grandes explotaciones, desplazando a pequeños agricultores y reduciendo empleo agrícola local.
- Salud pública: la contaminación por agroquímicos y la contaminación de aguas puede afectar la salud de comunidades rurales y consumidores.
Alternativas y prácticas para reducir impactos
Existen enfoques y tecnologías que buscan mantener productividad reduciendo los efectos negativos:
- Manejo integrado de plagas (MIP): combina métodos biológicos, culturales y químicos para reducir el uso de pesticidas.
- Agricultura de conservación: prácticas como labranza reducida, cobertura del suelo y rotación de cultivos disminuyen la erosión y mejoran la salud del suelo.
- Agroecología y diversificación: sistemas mixtos, policultivos y corredores ecológicos aumentan la resiliencia y la biodiversidad.
- Precisión y tecnología: la agricultura de precisión (sensores, drones, riego por demanda) optimiza insumos y reduce desperdicios.
- Manejo responsable del ganado: mejores prácticas de bienestar animal, bioseguridad y reducción del uso de antibióticos.
- Fertilizantes y pesticidas de baja huella: uso de enmiendas orgánicas, fertilizantes de liberación controlada y productos menos persistentes.
Regulación y políticas
La mitigación de los impactos de la agricultura intensiva requiere marcos normativos y políticas públicas que promuevan buenas prácticas: control y registro de agroquímicos, incentivos para la conservación del suelo y del agua, apoyo a la diversificación de explotaciones y programas de formación para agricultores. Además, el comercio y las cadenas de suministro pueden incorporar criterios de sostenibilidad y trazabilidad que favorezcan prácticas responsables.
Conclusión
La agricultura intensiva ha contribuido significativamente a aumentar la producción mundial de alimentos, pero su viabilidad a largo plazo depende de minimizar sus efectos ambientales y sociales. Combinar productividad con prácticas sostenibles —como el manejo integrado de plagas, la conservación del suelo y la mejora del bienestar animal— es clave para garantizar sistemas agrícolas resistentes, saludables y equitativos.
Historia
El desarrollo de la agricultura en Gran Bretaña entre el siglo XVI y mediados del siglo XIX supuso un aumento masivo de la productividad y la producción agrícola. Esto, a su vez, contribuyó a aumentar el crecimiento de la población.
La agricultura industrial surgió en la Revolución Industrial. A principios del siglo XIX, las técnicas agrícolas, los aperos, las reservas de semillas y los cultivares habían mejorado tanto.
La maquinaria tirada por caballos, como la segadora McCormick, mejoró la cosecha. Inventos como la desmotadora de algodón redujeron el coste del procesamiento. Durante este mismo periodo, los agricultores empezaron a utilizar trilladoras y tractores accionados con vapor. En 1892, se fabricó con éxito el primer tractor impulsado por gasolina. A continuación se desarrollaron cosechadoras mecánicas, sembradoras, trasplantadoras y otros equipos que mejoraron aún más la agricultura. Estos inventos aumentaron los rendimientos y permitieron a los agricultores individuales gestionar explotaciones más grandes.
Se descubrió que el nitrógeno, el fósforo y el potasio (NPK) eran muy importantes para el crecimiento de las plantas. Esto condujo a la fabricación de fertilizantes sintéticos, aumentando aún más el rendimiento de los cultivos.
El descubrimiento de las vitaminas y su papel en la nutrición, en las dos primeras décadas del siglo XX, dio lugar a los suplementos vitamínicos, que en los años 20 permitieron criar a parte del ganado en el interior, reduciendo su exposición a los elementos naturales adversos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el uso de fertilizantes sintéticos aumentó rápidamente.
El descubrimiento de los antibióticos y las vacunas mejoró la cría de ganado al reducir las enfermedades. Los avances en la refrigeración, así como en la tecnología de procesamiento de alimentos, hicieron posible el transporte de mercancías a largas distancias.
Hay preocupación por la sostenibilidad de la agricultura industrial y por los efectos medioambientales de los fertilizantes y los pesticidas. Esto ha llevado a la gente a comprar alimentos orgánicos. También ha llevado a financiar el desarrollo de tecnología sostenible.
Características
La agricultura intensiva tiene muchas características. Entre ellas:
- Grandes necesidades de capital/financiación
- Uso de muchos productos agroquímicos (por ejemplo, pesticidas y fertilizantes)
- Variedades mejoradas de cultivos y animales
- Lotes de rendimiento excedente para la venta
- Utilización de técnicas y maquinaria modernas
- Se lleva a cabo en enormes parcelas de tierra
- Dependencia de la mano de obra cualificada
- Rendimientos muy elevados
Preguntas y respuestas
P: ¿Qué es la agricultura intensiva?
R: La agricultura intensiva o la agricultura intensiva es un tipo de agricultura en la que se utiliza mucho dinero y mano de obra para aumentar el rendimiento que se puede obtener por superficie de tierra. Es habitual el uso de grandes cantidades de pesticidas para los cultivos y de medicamentos para el ganado. Esto contrasta con la agricultura tradicional, que no obtiene tanto rendimiento por superficie.
P: ¿En qué se diferencia la agricultura intensiva de la tradicional?
R: La agricultura intensiva implica el uso de más dinero y mano de obra para aumentar el rendimiento que se puede obtener por superficie de tierra, mientras que la agricultura tradicional no obtiene tanto rendimiento por superficie. Además, la agricultura intensiva suele implicar el uso de arado mecánico, fertilizantes químicos, reguladores del crecimiento de las plantas o pesticidas.
P: ¿Por qué se practica la agricultura intensiva?
R: La agricultura intensiva se ha realizado a menudo como respuesta al aumento de los niveles de población para producir más alimentos con menos tierra.
P: ¿Cuáles son las críticas contra la agricultura intensiva?
R: La cría intensiva de animales provoca un aumento de la contaminación y problemas de salud debido a los bajos niveles de bienestar animal. Además, se ha asociado con un aumento de la contaminación ambiental al incrementar la erosión y envenenar el agua con productos químicos agrícolas.
P: ¿Cuáles son algunas formas modernas de agricultura intensiva basada en cultivos?
R: Las formas modernas de agricultura intensiva basada en los cultivos implican el uso de arado mecánico, fertilizantes químicos, reguladores del crecimiento de las plantas o pesticidas.
P: ¿Qué ocurre cuando se intensifica la agricultura?
R: Cuando la agricultura se intensifica, esto significa que la cantidad de trabajo necesario aumenta hasta que el trabajador es sustituido por una máquina; en ese momento sólo serán necesarios unos pocos trabajadores que operen las máquinas en su lugar.
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