Planeta rocoso (terrestre): definición, características y ejemplos

Descubre qué es un planeta rocoso: definición, características y ejemplos (Tierra, Mercurio, Venus, Marte y exoplanetas). Comparaciones, atmósferas y temperaturas.

Autor: Leandro Alegsa

Un planeta terrestre está formado principalmente por rocas (silicatos). La Tierra es el planeta terrestre "original". Cuando los astrónomos empezaron a comprender los tipos de planeta, ampliaron el término para incluir a nuestros vecinos rocosos más cercanos: Mercurio, Venus y Marte.

A menudo se dice que son similares a la Tierra. Esto es cierto en la mayor parte de la estructura y la composición, pero no en la superficie ni en la atmósfera. Un planeta terrestre puede ser mucho más caliente o más frío que la Tierra, y puede tener mucha más o mucha menos atmósfera.

Con el descubrimiento de planetas que orbitan alrededor de otras estrellas (exoplanetas), el término planeta terrestre se ha ampliado de nuevo a cualquier planeta rocoso (silicato) que orbite alrededor de cualquier estrella.

Características generales

  • Composición: Predominan los silicatos y metales (hierro y níquel). Estos materiales forman capas diferenciadas: núcleo metálico, manto rocoso y corteza.
  • Diametro y masa: Suelen ser de tamaño y masa menores que los gigantes gaseosos; sin embargo, hay variación amplia (desde cuerpos del tamaño de Marte hasta supertierras más masivas).
  • Densidad: Tienen densidades relativamente altas (por la presencia de metales y rocas) en comparación con planetas gaseosos.
  • Superficie sólida: Presentan una superficie sólida y visible compuesta por rocas, cráteres, montañas, llanuras y, en algunos casos, volcanes y placas tectónicas.
  • Atmósfera: Pueden tener atmósferas desde muy delgadas hasta muy densas; su composición varía (ej.: atmósfera casi inexistente en Mercurio, densa y rica en CO₂ en Venus, y delgada en Marte).

Composición y estructura interna

Los planetas rocosos suelen mostrar diferenciación interna por gravedad: un núcleo metálico (rico en hierro), un manto de silicatos y una corteza más ligera. El calor interno —producido por la acreción, desintegración radiactiva y posiblemente por la solidificación del núcleo— puede generar actividad geológica como vulcanismo y tectónica.

Formación

Se formaron por acreción de planetesimales en el disco protoplanetario alrededor de la estrella. Dentro de la llamada "línea de nieve" (o línea de hielo) las temperaturas eran demasiado altas para que el hielo se condensara, favoreciendo la formación de cuerpos ricos en rocas y metales en lugar de gigantes gaseosos.

Superficie y atmósfera

Las superficies de los planetas terrestres muestran:

  • Cráteres por impacto (más numerosos en cuerpos sin atmósfera o sin renovación superficial).
  • Montañas, valles y volcanes (la actividad depende del calor interno y la tectónica).
  • Señales de procesos erosivos cuando existe atmósfera y/o agua (vientos, lluvia, ríos, glaciares).

Las atmósferas pueden proteger la superficie de impactos pequeños, moderar temperaturas y, si son adecuadas, permitir la existencia de agua líquida en la superficie, un factor clave para la habitabilidad.

Ejemplos en el Sistema Solar

  • Mercurio: Pequeño y muy denso; casi sin atmósfera; temperaturas extremas diurnas y nocturnas; núcleo relativamente grande con respecto al volumen total.
  • Venus: Tamaño y masa similares a la Tierra; atmósfera extremadamente densa y rica en CO₂ que provoca un efecto invernadero descontrolado; superficie caliente y cubierta de nubes espesas.
  • La Tierra: Planeta con agua líquida estable en la superficie, atmósfera respirable (para nosotros), actividad geológica y un campo magnético que protege la atmósfera y la superficie de la radiación solar.
  • Marte: Más pequeño que la Tierra; atmósfera muy delgada (principalmente CO₂); evidencias de agua en el pasado y casquetes polares con hielo; interés elevado por su potencial para albergar vida microbiana pasada o presente.

Planetas rocosos fuera del Sistema Solar

Con la detección de exoplanetas se han identificado muchos mundos con radios y densidades que sugieren una composición rocosa. Como regla práctica, los exoplanetas con radio menor a ~1,6 veces el radio de la Tierra tienen mayor probabilidad de ser rocosos, aunque se requiere medir su masa (por métodos como la velocidad radial) para confirmar su densidad y composición.

Métodos de detección y estudio

  • Tránsito: Cuando el planeta cruza frente a su estrella disminuye momentáneamente la luz estelar; permite medir el radio y estudiar la atmósfera por espectroscopía.
  • Velocidad radial: Mide la oscilación de la estrella causada por la gravedad del planeta; permite estimar la masa mínima.
  • Imagen directa y espectroscopía: En casos favorables se pueden obtener imágenes y analizar la composición atmosférica.
  • Geofísica y geología comparada: En el Sistema Solar, sondas y rovers permiten estudiar su superficie, composición y procesos geológicos en detalle.

Importancia y búsqueda de habitabilidad

Los planetas rocosos son los candidatos más naturales para buscar vida tal como la conocemos porque pueden sostener superficies sólidas y, potencialmente, agua líquida. La presencia de una atmósfera adecuada, temperaturas moderadas y una fuente de energía interna o estelar son factores clave para la habitabilidad. Por eso la búsqueda de exoplanetas terrestres en la "zona habitable" de sus estrellas es una prioridad en astrobiología.

Resumen

Un planeta rocoso (terrestre) es un mundo predominantemente compuesto por silicatos y metales, con una estructura interna diferenciada y una superficie sólida. Aunque comparten características básicas con la Tierra, pueden diferir ampliamente en tamaño, atmósfera, temperatura y actividad geológica. Además de los ejemplos del Sistema Solar (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte), hoy conocemos numerosos exoplanoplanetas que podrían ser rocosos, ampliando nuestra comprensión de estos mundos y sus posibilidades de albergar vida.

Los planetas terrestres. De izquierda a derecha: Mercurio, Venus, la Tierra y MarteZoom
Los planetas terrestres. De izquierda a derecha: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte

Estructura

Todos los planetas terrestres tienen un núcleo, un manto y una corteza. Son un poco como un huevo cocido: la yema central es el núcleo, la albúmina blanca es el manto y la cáscara es la corteza. La corteza de un planeta terrestre es delgada, y el núcleo y el manto ocupan la mayor parte, a veces con un núcleo muy grande, a veces mucho más pequeño. Los planetas terrestres tienen núcleos metálicos, principalmente de hierro, con mantos y costras rocosas.

Todos los planetas terrestres tienen el mismo tipo de estructura: un núcleo central metálico, principalmente de hierro, con un manto circundante de silicato.

La Luna es similar, pero tiene un núcleo de hierro mucho más pequeño. Io y Europa también son satélites que tienen estructuras internas similares a las de los planetas terrestres. Los planetas terrestres pueden tener cañones, cráteres, montañas, volcanes y otras estructuras superficiales, dependiendo de la presencia de agua y de la actividad tectónica. Los planetas terrestres tienen atmósferas secundarias, obtenidas por el vulcanismo, los meteoritos y la fotosíntesis. En los planetas gigantes, sus atmósferas son primarias, captadas directamente de la nebulosa solar original.



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