Sinfonía n.º 9 (Beethoven)
La Sinfonía nº 9 en re menor op 125 (Sinfonía Coral) de Ludwig van Beethoven es una de las piezas musicales más famosas jamás escritas.
Una sinfonía es una pieza musical para orquesta. Beethoven escribió nueve sinfonías. Ésta, la última que escribió, es muy inusual porque en el último movimiento también se canta: hay cuatro solistas (soprano, contralto, tenor y bajo) y un coro. Por eso se la conoce como sinfonía "coral" ("coral" significa: "para coro"). Es una obra muy larga, que dura más de una hora. También esto era inusual.
Esta sinfonía tiene cuatro movimientos. El primer movimiento tiene forma de sonata. El segundo y el tercer movimiento están al revés del orden habitual: el segundo movimiento es el scherzo y el tercero es el movimiento lento. Es un tema y variaciones. El último movimiento recoge la letra de un poema de Friedrich Schiller, un famoso poeta recientemente fallecido. El poema se llamaba Ode an die Freude (en español: Oda a la alegría). El poema tiene un fuerte mensaje para toda la humanidad: se trata de vivir juntos en paz y armonía. Fue escrito en la época de la Revolución Francesa, cuando estas ideas cobraban gran importancia en Europa.
La melodía principal del último movimiento (cantada con las palabras: "Freude, schöne Götterfunken, Tochter aus Elysium") es una de las melodías más conocidas del mundo. A muchos niños les gusta tocarla con instrumentos porque la primera parte de la melodía sólo utiliza cinco notas (puede tocarse en do, re, mi, fa y sol). Cuando la melodía aparece por primera vez en la sinfonía, la tocan los chelos y los contrabajos.
La Oda a la Alegría fue adoptada como "himno nacional" de Europa en 1972, con un arreglo oficial para orquesta escrito por Herbert von Karajan.
Beethoven se interesó por el famoso poema de Schiller desde que era joven. En 1817 comenzó a escribir los dos primeros movimientos de la sinfonía. En 1822 decidió utilizar el poema de Schiller en la sinfonía. La mayor parte del resto de la sinfonía se escribió en 1823 y la terminó en 1824. Se estrenó en mayo de ese año. Beethoven dirigió la interpretación. Se cuenta que se preguntó por qué el público no aplaudía al terminar. Aplaudían, pero Beethoven era sordo y no podía oír. Alguien le hizo volverse y vio que la gente aplaudía con entusiasmo.
Ludwig van Beethoven estaba casi completamente sordo cuando escribió su novena sinfonía.