Pithovirus

El pitovirus es un género de virus gigante que infecta a las amebas. Es un virus de ADN de doble cadena y pertenece al clado de los grandes virus de ADN. Se describió por primera vez en 2014 después de que se encontrara un espécimen viable en un núcleo de hielo de 30.000 años de antigüedad extraído del permafrost en Siberia (Rusia).

Su tamaño es un 50% mayor que el de los anteriores virus más grandes conocidos, pero el Pandoravirus tiene el mayor genoma viral, que contiene entre 1,9 y 2,5 megabases de ADN. El pitovirus tiene una pared gruesa y ovalada con una abertura en un extremo. Internamente, su estructura se asemeja a la de un panal.

Su genoma

El genoma de Pithovirus tiene 467 genes diferentes, más que un virus típico pero mucho menos que Pandoravirus. Su genoma es mucho menos denso que el de cualquier otro virus conocido. Dos tercios de sus proteínas son diferentes a las de otros virus. A pesar del parecido físico con el Pandoravirus, la secuencia del genoma del Pithovirus muestra que apenas está relacionado con ese virus. Se parece más a los miembros de otras familias de virus. Todas estas familias contienen grandes virus icosaédricos con genomas de ADN. El genoma de Pithovirus tiene un 36% de contenido de GC, similar al de los Megaviridae, en contraste con más del 61% de los pandoravirus.

Replicación

El genoma del pitovirus es un cromosoma circular de ADN de doble cadena (ADNd) de unos 610.000 pares de bases (pb). Su ADN se traduce en 467 proteínas diferentes. El genoma codifica todas las proteínas necesarias para producir ARNm; estas proteínas están presentes en los viriones purificados.

El pitovirus realiza todo su ciclo de replicación en el citoplasma de su huésped, no el método más típico de tomar el núcleo del huésped.

Descubrimiento

El Pithovirus sibericum fue descubierto en una muestra de 30.000 años de antigüedad del permafrost siberiano. El virus se descubrió enterrado a 30 m (98 pies) bajo la superficie de un sedimento del Pleistoceno tardío. Se descubrió cuando se expusieron a amebas muestras de ribera recogidas en el año 2000. Las amebas empezaron a morir y se descubrió que contenían virus gigantes. Los autores dijeron que se les ocurrió la idea de sondear las muestras de permafrost en busca de nuevos virus después de leer sobre un experimento que revivió una semilla envejecida similar dos años antes.

Aunque el virus es inofensivo para el ser humano, su viabilidad después de haber estado congelado durante milenios suscitó la preocupación de que el cambio climático global y las operaciones de perforación en la tundra pudieran llevar a desenterrar virus potencialmente peligrosos. Otros científicos niegan que esto suponga una amenaza real.


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