Diabetes mellitus tipo 1

La diabetes mellitus de tipo 1, también llamada diabetes de tipo 1, es una enfermedad autoinmune que provoca un alto nivel de azúcar en la sangre. Esto se debe a que el cuerpo no puede crear suficiente cantidad de la hormona insulina. Las personas con esta enfermedad son dependientes de la insulina, es decir, necesitan inyecciones de insulina sin las cuales pueden morir. Las personas con diabetes de tipo 1 corren un mayor riesgo de sufrir derrames cerebrales, enfermedades cardíacas o gangrena. Aproximadamente el 15% de las personas con diabetes tienen el tipo 1.

  Animación médica en 3D de la diabetes tipo 1 que muestra la producción de insulina en un paciente diabético y en condiciones normales.  Zoom
Animación médica en 3D de la diabetes tipo 1 que muestra la producción de insulina en un paciente diabético y en condiciones normales.  

Causa

La diabetes de tipo 1 es una enfermedad causada por la falta de insulina en el organismo. La insulina es una hormona producida por las células del páncreas. La insulina es la encargada de trasladar los azúcares de la sangre a las células para utilizarlos como energía. Si no se produce insulina, el organismo buscará otras formas de obtener los azúcares necesarios para alimentar las células del cuerpo, incluyendo la descomposición de los músculos y la grasa, lo que conlleva una pérdida de peso.

La insulina no se produce en el páncreas debido a una enfermedad autoinmune que ataca sus células. El sistema inmunitario del organismo ataca por error a las células responsables de la producción de insulina en el páncreas, las células beta, dañándolas de forma que no pueden producir más insulina. A medida que se dañan más y más células, se produce menos insulina en el cuerpo. Esto significa que más azúcar permanece en el torrente sanguíneo en lugar de ser trasladada a las células. Este alto nivel de azúcar en sangre provoca los síntomas que se observan en la diabetes de tipo 1.

Se cree que la enfermedad está fuertemente vinculada a factores genéticos, pero actualmente no se conoce el desencadenante que inicia la enfermedad autoinmune.

 

Epidemiología

En el pasado, se pensaba que la diabetes de tipo 1 era un trastorno de niños y adolescentes. Sin embargo, ahora se ha descubierto que los adultos pueden ser diagnosticados con la enfermedad.

Aunque actualmente la diabetes de tipo 1 puede diagnosticarse a cualquier edad, es una de las enfermedades crónicas más comunes en niños y jóvenes. El diagnóstico a los 5-7 años o al inicio de la pubertad es especialmente frecuente. La diabetes de tipo 1 también es ligeramente más frecuente en los varones.

Los casos de diabetes de tipo 1 han aumentado en todo el mundo durante varias décadas. En Estados Unidos, aproximadamente 1 de cada 300 personas son diagnosticadas de diabetes de tipo 1 a los 18 años. Si este ritmo continúa, el número de casos de diabetes de tipo 1 podría duplicarse en la próxima década.

 

Síntomas

En la diabetes de tipo 1, los síntomas suelen desarrollarse en unos pocos días o semanas, aunque pueden tardar más en los adultos. Los principales síntomas son:

  • - Sensación de mucha sed
  • - Orinar más a menudo de lo normal, especialmente por la noche
  • - Agotamiento
  • - Pérdida de peso
  • - Picor alrededor de la zona genital
  • - Visión borrosa
  • - Cicatrización lenta de heridas y rozaduras

Las náuseas, los vómitos y la respiración agitada son síntomas más graves. Se producen en una fase más avanzada de la enfermedad, y si se observan los enfermos deben ser llevados al hospital inmediatamente.

 

Complicaciones

Los enfermos de diabetes de tipo 1 pueden tener que enfrentarse a complicaciones tanto a corto como a largo plazo, sobre todo si la enfermedad no se controla bien.

Complicaciones a corto plazo

Hipoglucemia

La hipoglucemia se produce cuando los niveles de azúcar en sangre disminuyen por debajo de lo normal. Esto se debe normalmente al uso excesivo de medicamentos para la diabetes tipo 1, como la insulina, o a un mal control de la dieta. El riesgo de sufrir una bajada de azúcar en sangre aumenta si se bebe alcohol. Da lugar a diversos síntomas, como confusión, pérdida de conciencia, torpeza, convulsiones o la muerte.

Cetoacidosis diabética

La cetoacidosis diabética (CAD) es una complicación muy grave de la diabetes de tipo 1. Se trata siempre de una emergencia médica y requiere una atención médica rápida para evitar daños mayores al paciente; si no se trata, puede conducir a la muerte. La CAD se produce cuando no hay suficiente insulina en el organismo para suministrar azúcares a las células del cuerpo. Para dar a sus células la energía suficiente para sobrevivir, el cuerpo comienza a producir cuerpos cetónicos ácidos que se utilizan para alimentar de energía a las células.

Si se acumulan demasiados cuerpos cetónicos, la sangre se vuelve ácida, lo que perjudica al organismo y provoca los síntomas:

  • - Vómitos
  • - Deshidratación
  • - Dificultad para respirar
  • - Latidos rápidos
  • - Confusión
  • - Coma

Complicaciones a largo plazo

Si la diabetes no se trata, incluso los niveles de azúcar en sangre ligeramente elevados pueden dañar los nervios, los órganos y los vasos sanguíneos del cuerpo.

Complicaciones en los vasos sanguíneos pequeños

  • La retinopatía diabética, un daño en los vasos sanguíneos, impide que llegue suficiente sangre al ojo. Esto puede hacer que la retina del ojo se dañe, provocando la pérdida de visión o la ceguera.
  • La neuropatía diabética, el daño a los vasos sanguíneos cercanos a los nervios, puede provocar una reducción del flujo sanguíneo. Esto puede dañar los nervios, provocando una pérdida del sentido del tacto, que normalmente comienza en las manos o los pies, antes de extenderse por todo el cuerpo.
  • La nefropatía diabética, los vasos sanguíneos del riñón se dañan, haciendo que el riñón funcione con menos eficacia. En casos graves, esto puede provocar una insuficiencia renal.
  • Disfunción sexual

Complicaciones en los grandes vasos sanguíneos

  • Aumento del riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares
  • Estrechamiento de los vasos sanguíneos (enfermedad arterial periférica).
  • El pie diabético, el estrechamiento de los vasos sanguíneos reduce la sensibilidad y ralentiza la cicatrización de las heridas en el pie. Si no se gestiona adecuadamente, puede producirse una ulceración y gangrena en el pie. En casos muy graves, puede ser necesaria la amputación.
 

Gestión

Actualmente no se conoce ninguna cura para la diabetes. En su lugar, el tratamiento está diseñado para ayudar a mantener los niveles de azúcar en sangre normales con el fin de reducir las posibilidades de que se produzcan complicaciones a medida que la enfermedad avanza. Hay dos métodos principales que se combinan para controlar la diabetes de tipo 1:

Estilo de vida

  • Alimentación sana: llevar una dieta centrada en la fruta y la verdura, limitando las grasas, la sal y el azúcar, ayuda a mantener controlados los niveles de azúcar en sangre.
  • Ejercicio: la actividad física regular ayuda a reducir el nivel de azúcar en sangre. Un buen objetivo es hacer 150 minutos de ejercicio a la semana.
  • Dejar de fumar: el tabaquismo aumenta aún más el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, enfermedades arteriales periféricas y accidentes cerebrovasculares. Dejar de fumar o reducir el consumo de tabaco reducirá el riesgo de estas complicaciones.
  • Reducir el alcohol: el alcohol puede elevar o reducir el nivel de azúcar en la sangre, y dificulta el control de los propios niveles de azúcar en la sangre. Beber alcohol con moderación puede reducir estos riesgos.

Inyecciones de insulina

La diabetes de tipo 1 se produce por la incapacidad del organismo de producir su propia insulina. Para contrarrestarla, se puede inyectar manualmente insulina en la sangre. Cuando se diagnostica la diabetes por primera vez, hay que elaborar un plan de tratamiento con insulina para no tener una infra o sobredosis, lo que puede provocar graves complicaciones. El enfermo debe controlar continuamente sus niveles de azúcar en sangre para saber si necesita una dosis de insulina para reducirla.

Hay diferentes tipos de insulina que se pueden tomar:

  • La insulina de acción rápida y la insulina de acción corta hacen llegar la insulina al torrente sanguíneo muy rápidamente. Suelen administrarse antes de las comidas para prepararse para el aumento de azúcar en sangre que se produce tras la ingesta de alimentos.
  • La insulina de acción prolongada proporciona insulina en el sistema hasta 24 horas. Suele tomarse una vez al día.
 

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