Sepsis (septicemia): definición, causas, síntomas y tratamiento

Sepsis: conoce qué es, causas, síntomas de alerta y tratamientos urgentes para actuar a tiempo y salvar vidas.

Autor: Leandro Alegsa

La sepsis es una enfermedad muy peligrosa que se produce cuando una infección va mal. Normalmente, el sistema inmunitario del organismo es capaz de combatir los gérmenes y superar la infección, pero en la sepsis algo sale mal: el agente patógeno puede llegar a la sangre o provocar una respuesta inflamatoria exagerada en los tejidos. El término sepsis se utiliza con frecuencia para referirse a la septicemia (envenenamiento de la sangre), aunque la septicemia es sólo un tipo de sepsis. La bacteriemia se refiere específicamente a la presencia de bacterias en el torrente sanguíneo (viremia y fungemia son los términos utilizados para los virus y los hongos). La sepsis es una urgencia médica, ya que puede poner en peligro la vida si no se actúa con rapidez.

Causas

La sepsis puede originarse a partir de cualquier infección: pulmonar (neumonía), urinaria, abdominal (apendicitis, peritonitis), de piel o heridas, dispositivos médicos infectados (catéteres, prótesis) y otras. No siempre se aisla un germen en la sangre; a veces la infección permanece localizada pero desencadena una respuesta inflamatoria sistémica. Los microorganismos más frecuentes son bacterias, aunque virus, hongos y parásitos también pueden producir sepsis.

Síntomas

Los signos y síntomas de la sepsis varían según la gravedad, pero incluyen:

  • Fiebre alta o temperatura corporal muy baja.
  • Escalofríos o sensación de frío intenso.
  • Taquicardia (corazón acelerado) y respiración rápida.
  • Confusión, somnolencia o disminución del estado de alerta.
  • Dolor o malestar intenso generalizado.
  • Disminución de la producción de orina o sequedad de mucosas.
  • Piel fría, pálida o pegajosa y, en casos graves, manchas purpúreas por fallo circulatorio.

En sepsis grave o shock séptico aparecen evidencias de disfunción orgánica (insuficiencia renal, respiratoria, alteración de la coagulación) y tensión arterial muy baja que no mejora con líquidos.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en la sospecha clínica y en pruebas complementarias:

  • Historia y examen físico para localizar la posible fuente de infección.
  • Análisis de sangre: hemograma, bioquímica, marcadores inflamatorios (PCR, procalcitonina) y pruebas de función orgánica.
  • Hemocultivos y cultivo de otras muestras (orina, esputo, líquido de herida) para identificar el germen y su sensibilidad a antibióticos.
  • Pruebas de imagen (radiografía de tórax, ecografía, TAC) para localizar la infección.

Tratamiento

La sepsis requiere atención médica inmediata, normalmente en un hospital. Los pilares del tratamiento son:

  • Antibióticos de amplio espectro iniciados lo antes posible y ajustados después según los cultivos.
  • Reposición de líquidos intravenosos para mantener la perfusión y la presión arterial.
  • Vasopresores (medicamentos que elevan la presión arterial) si los líquidos no son suficientes.
  • Control de la fuente de infección: drenaje de abscesos, retirada de dispositivos infectados, cirugía si es necesaria.
  • Soporte de órganos en unidades de cuidados intensivos cuando aparece fallo respiratorio (respirador), insuficiencia renal (diálisis) o coagulopatía.
  • Monitoreo estrecho y tratamiento de complicaciones (coagulación, metabólicos, nutrición).

Prevención

  • Higiene adecuada de heridas, cuidados de dispositivos venosos y catéteres.
  • Vacunación según indicaciones (gripe, neumococo, otras) para reducir el riesgo de infecciones graves.
  • Tratamiento temprano y correcto de infecciones localizadas.
  • Buenas prácticas en hospitales para prevenir infecciones nosocomiales.

Factores de riesgo y pronóstico

Están en mayor riesgo las personas mayores, neonatos, personas con enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia renal, enfermedad pulmonar), inmunodeprimidos (quimioterapia, tratamientos inmunosupresores) y quienes han sido sometidos a intervenciones quirúrgicas o tienen dispositivos invasivos. El pronóstico depende de la rapidez del diagnóstico y tratamiento, la gravedad inicial y la presencia de comorbilidades. La sepsis y el shock séptico tienen una mortalidad significativa, por lo que la atención rápida mejora claramente los resultados.

Sepsis grave y shock séptico

Cuando la sepsis progresa a disfunción orgánica significativa se habla de sepsis grave; si además hay hipoperfusión tisular y hipotensión persistente a pesar de la administración adecuada de líquidos hablamos de shock séptico. El shock séptico es la forma más grave y requiere soporte avanzado en UCI.

Cuándo acudir a urgencias

Busque atención médica de inmediato si alguien con una infección presenta:

  • Confusión, somnolencia o dificultad para despertarse.
  • Respiración muy rápida, pulso muy rápido o difícil de sentir.
  • Fiebre muy alta o temperatura muy baja.
  • Piel fría, pálida o con manchas, o disminución notable de la orina.

La sepsis es una emergencia; el tratamiento precoz salva vidas.

Síntomas

Los síntomas habituales de la sepsis son inflamaciones en todo el cuerpo. A menudo se combinan con fiebre alta. Hoy en día, se cree que estos síntomas están causados por el sistema inmunitario que intenta luchar contra la enfermedad. Debido a las fuertes reacciones, los órganos pueden resultar dañados en el proceso. En cierto sentido, el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada a los gérmenes y se desvía, provocando daños en los órganos.

Causa de la muerte

En Estados Unidos, la sepsis es la principal causa de muerte de los pacientes de la UCI que no tienen problemas cardíacos. Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades muestran que es la décima causa de muerte en general. Las personas mayores, las que tienen un sistema inmunitario débil y las que padecen una enfermedad fuerte sufren la sepis con más frecuencia. También es más peligrosa para ellos. Se produce en el 1%-2% de todas las hospitalizaciones y representa hasta el 25% de la utilización de camas de la unidad de cuidados intensivos (UCI). Es una de las principales causas de muerte en las unidades de cuidados intensivos de todo el mundo, con tasas de mortalidad que oscilan entre el 20% para la sepsis y el 40% para la sepsis grave, y más del 60% para el shock séptico.

Formas más graves

La sepsis severa y el shock séptico son formas más graves de sepsis. En la sepsis grave, uno o más órganos dejan de funcionar. El shock séptico se produce cuando la sepsis se combina con una presión arterial muy baja.

Tratamiento

Hoy en día, las formas bacterianas de sepsis pueden tratarse con antibióticos. Además, hay que sustituir los fluidos (sangre) que contienen los gérmenes. También puede ser necesario sustituir funcionalmente los órganos que han fallado. Es importante empezar a tratar la sepsis lo antes posible, ya que cada hora que se deje sin tratar aumentará las posibilidades de muerte entre un 5% y un 10%.

Aproximadamente la mitad de las personas afectadas y no tratadas mueren a causa de esta enfermedad. El acceso rápido al tratamiento aumentará las posibilidades de supervivencia en la mayoría de los casos.



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