Id, el ego y el superego
El Id, el ego y el superego son ideas creadas por Sigmund Freud. Son tres conceptos utilizados para explicar el funcionamiento de la mente humana.
Freud describe la mente humana como la interacción del id, el ego y el super-ego. El ego, y hasta cierto punto el super-ego, es consciente o está en la superficie. El id permanece inconsciente. Juntos forman la personalidad.
Según este modelo de la psique, el id es el conjunto de tendencias instintivas descoordinadas; el ego es la parte realista organizada; y el super-ego desempeña el papel crítico y moralizador.
El id, el ego y el superego son funciones de la mente, no partes del cerebro. No se corresponden uno a uno con estructuras reales del tipo tratado por la neurociencia.
Diagrama de la teoría de Freud
Id
El id representa una constante en la personalidad, ya que siempre está presente. El id se rige por el "principio del placer".
Al principio del desarrollo de su teoría, Freud consideraba que la energía sexual era la única fuente de energía del yo. Sin embargo, tras la tragedia de la Primera Guerra Mundial, Freud consideró necesario añadir otro instinto al id. Así, propuso el thanatos, el instinto de muerte. Tánatos da cuenta de los impulsos violentos instintivos de la humanidad. Obviamente, el resto de la personalidad tendría que lidiar de alguna manera con estos dos instintos. Añadiendo el thanatos, pudo describir más fenómenos mentales. Su idea del id tuvo una amplia influencia.
El id es inconsciente por definición:
"Es la parte oscura e inaccesible de nuestra personalidad... Está llena de energía que le llega de los instintos, pero no tiene organización, no produce ninguna voluntad colectiva, sino sólo un esfuerzo por llevar a cabo la satisfacción de las necesidades instintivas sujetas a la observancia del principio del placer". 105/6
Ego
El ego es el sentido del yo y la superficie de la personalidad, la parte que se suele mostrar al mundo. El ego se rige por el "principio de realidad", o un enfoque práctico del mundo. Trata de convertir el impulso del id en un comportamiento que aporte beneficios a largo plazo, en lugar de dolor.
La conciencia reside en el ego, aunque no todas las operaciones del ego son conscientes.
El ego separa lo que es real. Nos ayuda a organizar nuestros pensamientos y a darles sentido, así como al mundo que nos rodea.
"El ego es la parte del id que ha sido modificada por la influencia directa del mundo exterior ... El ego representa lo que puede llamarse razón y sentido común, en contraste con el id, que contiene las pasiones ... en su relación con el id es como un hombre a caballo, que tiene que contener la fuerza superior del caballo; con esta diferencia, que el jinete trata de hacerlo con su propia fuerza, mientras que el ego utiliza fuerzas prestadas". 363/4
Pero el ego "sirve a tres amos severos... el mundo externo, el super-ego y el id". 110Su tarea es encontrar un equilibrio entre las pulsiones primitivas y la realidad, satisfaciendo al mismo tiempo al id y al super-ego. "Así, el ego, impulsado por el id, confinado por el super-ego, repelido por la realidad, se esfuerza... [en] lograr la armonía entre las fuerzas e influencias que actúan en él y sobre él, y fácilmente 'estalla en ansiedad'". 110/1
Super-Ego
El Superyó aspira a la perfección y al resultado ideal. Comprende la parte de la personalidad, principalmente inconsciente, que incluye los ideales del ego del individuo, las metas espirituales y la agencia psíquica (comúnmente llamada "conciencia") que critica y prohíbe sus impulsos, fantasías, sentimientos y acciones.
"El Super-ego puede ser considerado como un tipo de conciencia que castiga el mal comportamiento con sentimientos de culpa. Por ejemplo: tener relaciones extramatrimoniales".
El superego consta de dos partes, la conciencia y el ego-ideal. La conciencia es la conocida metáfora del ángel y el diablo en cada hombro. La conciencia decide qué curso de acción se debe tomar. El ego-ideal es una visión idealizada de uno mismo. Se hacen comparaciones entre el ego-ideal y el comportamiento real. Ambas partes del superego se desarrollan a través de la experiencia con los demás o de las interacciones sociales. Según Freud, un superyó fuerte sirve para inhibir los instintos biológicos del yo, mientras que un superyó débil cede a los impulsos del yo. Además, los niveles de culpa en los dos casos anteriores serán altos y bajos, respectivamente.