Bólido de Tunguska
El evento de Tunguska es el nombre de una gran explosión en el aire que ocurrió el 30 de junio de 1908 en Siberia. La mayoría de los testigos presenciales hablan de una o más explosiones que se produjeron alrededor de las 7:15 a.m. hora local. Se desconoce la causa de estas explosiones, pero se ha sugerido el impacto de un meteorito como causa probable. A unos 30 kilómetros (19 mi) alrededor del lugar donde se produjo el suceso, se arrancaron árboles. En Wanwara, un pequeño asentamiento situado a unos 65 km, se rompieron ventanas y puertas. Se calcula que en un área de unos 2.000 km (2770 mi), los árboles fueron arrancados. A más de 500 km (311 mi), se vio una luz brillante y se sintió un terremoto.
No hay informes de personas que hayan muerto. Esto se atribuye al hecho de que casi ninguna persona vivía en la zona, en ese momento. Según la fuente, hubo una o dos víctimas.
Hoy se cree que el suceso ocurrió a unos 7 a 15 km de altura, a las 0:14 UTC (7:14 hora local).
Árboles derribados, foto tomada por Lenoid Kulik, en 1927
Energía implicada
Lo que ocurrió se llama hoy en día estallido de aire. En su momento, se estimó que la energía implicada era de entre 10 y 30 megatones de TNT, dependiendo de la altura a la que se produjera el estallido. Las simulaciones que se han hecho con ordenadores modernos han descubierto que la energía implicada fue probablemente de entre 3 y 5 megatones de TNT. Tomando 15 megatones, esto significaría que la energía involucrada fue 1.000 veces la de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, en 1945. Se considera que la onda expansiva es la de un terremoto con una magnitud de 5,0 en la escala de Richter. Por estas razones, el evento de Tunguska se considera el mayor evento de impacto en la Tierra de la historia registrada.
Expediciones a la zona
Al principio, no hubo ningún interés por el suceso. Más de una década después del suceso, Leonid Kulik, un mineralogista ruso, dirigió una expedición a la zona. En su expedición de 1921 y 1922, sólo llegó a Kansk, que está a 600 km del "epicentro" del suceso. En 1927, Kulik llegó a la región donde se produjo el suceso, y en 1938 ordenó que se tomaran fotos aéreas.
La expedición de Kulik es la primera de la que se tiene constancia en la zona. Desde entonces, hubo muchas expediciones; se han publicado más de 1.000 artículos sobre el acontecimiento; la mayoría de ellos están en lengua rusa.
Hubo otras dos expediciones a la zona: una en 1958 y otra en 1963.
Sello de correos ruso, de 1958, emitido 50 años después del acontecimiento, en honor a Kulik.
Teorías
Hoy en día, no hay una explicación definitiva de lo que causó las explosiones, ni de lo que ocurrió. Sin embargo, hay diferentes teorías.
Explosión de un meteorito
Un meteorito cayó en la zona. Lo más probable es que se trate de un asteroide o cometa de baja densidad y un diámetro de entre 30 metros y 80 metros. El objeto explotó a una altura de entre 7 y 14 km sobre el suelo; por esta razón no hay ningún cráter de impacto. El problema de esta teoría es que los meteoritos de este tipo no suelen alcanzar niveles bajos de la atmósfera. Los meteoroides, que contienen más hierro, tienen más posibilidades de alcanzar niveles bajos de la atmósfera, pero no causan explosiones tan devastadoras.
Lago Cheko
El lago Cheko es un pequeño lago de agua dulce, a unos 8 kilómetros del centro del evento. El lago no aparece en los mapas de la zona anteriores a 1928 aproximadamente. Antes de 1908, parece ser desconocido. El lago es rectangular; tiene 708 metros de largo, 364 de ancho y unos 50 de profundidad. En 1999, Luca Gasperini realizó un estudio sobre los sedimentos del lago y descubrió que el lago es anterior al suceso de 1908. En 2007, National Geographic lo cita al afirmar que es posible que el lago se formara como un cráter de impacto.
Teorías geofísicas: Erupción volcánica
La otra teoría es que el evento tiene una causa geofísica: Unos 10 millones de toneladas de gas natural explotando tendrían el efecto que se observó. El problema con esta teoría es que los testigos oculares hablaron de una luz muy brillante que podía verse desde muy lejos. Una explosión de gas natural no produce una luz brillante.