Teoría del flogisto: origen, errores y el descubrimiento del oxígeno

Hasta 1772, muchos científicos pensaban que las sustancias contenían algo que llamaban flogisto. Según la teoría, cuando las sustancias ardían o se calcinaban, el flogisto se escapaba y quedaba una ceniza sólida llamada calx (lo que hoy identificamos como óxido). Esta idea parecía explicar observaciones sencillas: al quemar ciertos combustibles la masa aparente disminuía, como si algo (el flogisto) se hubiera perdido.

Origen y desarrollo de la teoría

La noción del flogisto se consolidó en el siglo XVIII a partir de trabajos de químicos como Georg Ernst Stahl. Era una teoría útil para clasificar y explicar reacciones químicas en una época en la que se desconocía la composición de los gases y no se tenía una balanza suficientemente precisa para experimentos cerrados. El término “calx” proviene de la observación de metales que, al exponerse al calor o al aire, se transformaban en una sustancia pulverulenta (óxido) que se pensaba era el resto sin flogisto.

Errores y refutación: descubrimiento del oxígeno

Unos cuidadosos experimentos que medían las masas de los gases y las variaciones de masa en recipientes cerrados mostraron inconsistencias en la interpretación flogística. En la década de 1770 varios químicos, entre ellos Carl Wilhelm Scheele (que aisló el gas antes, aunque lo publicó más tarde) y Joseph Priestley (quien en 1774 describió lo que llamó “aire desflogistizado”), trabajaron con ese gas. Fue Antoine Lavoisier quien, mediante medidas cuantitativas y balanzas precisas, interpretó correctamente los resultados: la combustión no era la pérdida de un principio, sino la combinación de la sustancia consumida con un componente del aire. Lavoisier introdujo el nombre de oxígeno y demostró que muchos procesos de combustión y calcinación implican la adición de oxígeno a la sustancia, lo que explica por qué la masa del producto puede aumentar en lugar de disminuir.

Resistencia y ajustes a la teoría

Aun así, algunos científicos siguieron creyendo en el flogisto durante años y propusieron modificaciones para acomodar los nuevos datos (por ejemplo, que el flogisto tenía masa negativa). Estas soluciones ad hoc aumentaron la complejidad de la teoría y terminaron por hacerla menos coherente frente al marco experimental preciso que estableció Lavoisier.

Interpretación moderna

Hoy entendemos la combustión como una reacción de oxidación: átomos y moléculas se reorganizan y forman enlaces más estables al combinarse con el oxígeno u otros oxidantes. En ese proceso se libera energía en forma de calor y luz que observamos durante la llama. La explicación moderna conecta además el fenómeno con principios termodinámicos y con la conservación de la masa y de la energía.

Importancia histórica

La refutación de la teoría del flogisto marcó el tránsito de la química cualitativa a la cuantitativa: impulsó el uso de mediciones precisas, la formulación de leyes estequiométricas y la creación de una nomenclatura química sistemática. Aunque errónea, la teoría del flogisto desempeñó un papel histórico al estimular debates y experimentos que condujeron al nacimiento de la química moderna.


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