Santa Fe de Nuevo México: definición e historia (1598–1848)
Santa Fe de Nuevo México (abreviado como Nuevo México y traducido al inglés como New Mexico) fue una provincia del Virreinato de Nueva España —comúnmente referida simplemente como Nueva España— y, después de 1821, un territorio de México. La colonización española en la región comenzó en 1598 y, tras el periodo colonial y la etapa mexicana, quedó bajo ocupación estadounidense en 1846; su cesión oficial a los Estados Unidos se concretó en 1848 con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo.
Período colonial (1598–1821)
La presencia colonial española en lo que se llamó Santa Fe de Nuevo México se inicia en 1598 con la expedición de Juan de Oñate. Aunque Oñate estableció asentamientos tempranos cerca de los pueblos indígenas del norte, la ciudad de Santa Fe fue fundada oficialmente en 1610 por el gobernador Pedro de Peralta y se convirtió en la capital administrativa. Desde allí se gobernó una extensa provincia fronteriza del Virreinato, dependiente de la autoridad virreinal en la Ciudad de México.
La economía se sustentó en la agricultura de pequeña escala, el pastoreo y el comercio indígena y colonial, en particular a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, que comunicaba Santa Fe con la capital virreinal. La iglesia católica desempeñó un papel central mediante misiones y reducción de poblaciones indígenas. La relación entre colonizadores y pueblos indígenas —especialmente los pueblos Pueblo, además de naciones nómadas como los Apache y los Navajo— fue compleja e incluyó alianzas, tensiones y enfrentamientos violentos.
Levantamiento Pueblo y reconquista (1680–1692)
Un acontecimiento decisivo fue la Revuelta Pueblo de 1680, liderada por varios líderes indígenas —entre ellos Popé—, que consiguió expulsar durante más de una década a los españoles de la región y recuperar prácticas religiosas y formas de gobierno propias. En 1692 el gobernador Diego de Vargas encabezó la reconquista pacífica y militar de Santa Fe, restableciendo la presencia española aunque con cambios en las relaciones coloniales y cierta adaptación a la realidad indígena local.
Periodo mexicano y apertura comercial (1821–1846)
Con la independencia de México en 1821, Nuevo México dejó de depender de la Ciudad de México como provincia colonial y pasó a integrarse en el territorio del nuevo Estado mexicano. La apertura de rutas comerciales hacia el norte —sobre todo con la aparición del Santa Fe Trail a partir de 1821— incrementó el contacto con comerciantes angloamericanos y aumentó la circulación de bienes, ideas y colonos foráneos. La debilidad del control central mexicano y las presiones de expansión estadounidense afectaron la estabilidad y la demografía de la región durante estas décadas.
Ocupación estadounidense y cesión (1846–1848)
Durante la guerra entre México y los Estados Unidos (1846–1848), fuerzas estadounidenses ocuparon Santa Fe en 1846. El general Stephen W. Kearny proclamó la formación del Territorio de Nuevo México bajo administración estadounidense ese mismo año, aunque la posesión formal y definitiva se resolvió con el Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848), mediante el cual gran parte de lo que fue Santa Fe de Nuevo México pasó a formar parte de los Estados Unidos. Posteriormente, la región evoluciona hasta convertirse en el actual estado de Nuevo México.
Legado
Santa Fe de Nuevo México dejó un legado cultural muy rico: mezcla de tradiciones indígenas, españolas, mexicanas y angloamericanas. La ciudad de Santa Fe, fundada en el siglo XVII, es una de las más antiguas de Estados Unidos y conserva arquitectura histórica, tradiciones religiosas y artísticas de origen colonial y prehispánico. La historia del territorio —con episodios como la Revuelta Pueblo, la ruta comercial del Camino Real y la transición entre dominios español, mexicano y estadounidense— sigue siendo fundamental para entender la identidad y la cultura de la región.