Autoinmunidad: qué es, causas, mecanismos y enfermedades asociadas

La autoinmunidad es la reacción del sistema inmunitario contra componentes propios del organismo que, por diversos motivos, son reconocidos como extraños. En estos casos el sistema immune genera respuestas —mediadas por anticuerpos, linfocitos y otras células inflamatorias— dirigidas contra tejidos y órganos del propio cuerpo. Esta reacción puede producir una inflamación grave y lesión tisular o, en algunas situaciones, ser prácticamente inocua; por ejemplo, cuando los autoantígenos son intracelulares y no están accesibles a los anticuerpos circulantes o a los linfocitos.

La autoinmunidad puede surgir de forma espontánea o inducirse experimentalmente mediante la inmunización con autoantígenos o con antígenos que comparten determinantes con autoantígenos. Las reacciones autoinmunes son la base de numerosas enfermedades y trastornos autoinmunes, que varían desde formas localizadas hasta enfermedades sistémicas que afectan múltiples órganos.

Mecanismos básicos

  • Pérdida de la tolerancia: el sistema inmunitario deja de reconocer como “propio” a determinados antígenos. Esto ocurre por fallos en la tolerancia central (en timo y médula ósea) o en la tolerancia periférica (mecanismos que controlan linfocitos autoreactivos fuera de los órganos linfoides).
  • Autoanticuerpos: anticuerpos dirigidos contra componentes propios (por ejemplo, anticuerpos antinucleares) que pueden neutralizar proteínas, activar el complemento y formar complejos inmunes que dañan tejidos.
  • Linfocitos T autoreactivos: células T que reconocen péptidos propios y producen citocinas proinflamatorias o median citotoxicidad contra células diana.
  • Inflamación y daño por complemento: la activación del complemento contribuye al reclutamiento de células inflamatorias y a la lesión tisular.
  • Epítopo spreading y bystander activation: fenómenos que amplían y perpetúan la respuesta autoinmune tras la lesión inicial.

Causas y factores de riesgo

La autoinmunidad es multifactorial:

  • Genética: variantes en genes del HLA (MHC) y en genes que regulan la respuesta inmune aumentan el riesgo.
  • Ambientales: infecciones (mecanismo de molecular mimicry), exposición a ciertos fármacos (p. ej., lupus inducido por drogas), tabaco, luz ultravioleta y toxinas.
  • Hormonas y sexo: muchas enfermedades autoinmunes son más frecuentes en mujeres, lo que sugiere un papel hormonal y de los cromosomas sexuales.
  • Edad y estrés inmunológico: algunos autoanticuerpos aparecen con la edad o tras insultos tisulares sostenidos.
  • Epigenética: modificaciones en la expresión génica que no alteran la secuencia del ADN pueden favorecer la autoinmunidad.

Tipos de autoinmunidad

  • Organoespecífica: la respuesta autoinmune se dirige a un órgano concreto (ej.: tiroiditis de Hashimoto, diabetes tipo 1, miastenia gravis).
  • Sistémica: afectan múltiples órganos y sistemas (ej.: lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren, vasculitis sistémicas).

Ejemplos de enfermedades asociadas

  • Diabetes mellitus tipo 1 (ataque a las células β pancreáticas)
  • Artritis reumatoide (inflamación sinovial mediada por células y autoanticuerpos)
  • Lupus eritematoso sistémico (anticuerpos antinucleares, daño multiorgánico)
  • Esclerosis múltiple (desmielinización mediada por linfocitos T)
  • Tiroiditis de Hashimoto y enfermedad de Graves (trastornos tiroideos autoinmunes)
  • Miastenia gravis (anticuerpos contra receptores de acetilcolina)
  • Pemphigus y otras dermatosis autoinmunes (anticuerpos contra componentes de la piel)

Manifestaciones clínicas

Pueden ser muy variadas: fatiga, fiebre, pérdida de peso, dolor e inflamación articular, erupciones cutáneas, disfunción tiroidea, síntomas neurológicos, problemas renales, entre otros. La presentación depende del órgano afectado y de si la enfermedad es aguda o crónica.

Diagnóstico

  • Serología: detección de autoanticuerpos (p. ej., ANA, anti-dsDNA, factor reumatoide, anti-CCP, anticuerpos antitiroideos, anti-GAD, anti-AChR).
  • Pruebas de imagen y biopsia: ecografías, resonancia magnética o biopsias de tejido para evaluar daño y excluir otras causas.
  • Marcadores de inflamación: PCR, velocidad de sedimentación, recuento celular.
  • Importante: la presencia de autoanticuerpos no siempre equivale a enfermedad clínica; pueden detectarse en personas asintomáticas.

Tratamiento y manejo

El objetivo es controlar la inflamación, prevenir daño irreversible y modular la respuesta inmune.

  • Terapia inmunosupresora: corticosteroides para control rápido de brotes.
  • Fármacos modificadores de la enfermedad (DMARDs): metotrexato, azatioprina, ciclofosfamida, entre otros.
  • Biológicos y terapias dirigidas: inhibidores de TNF, anti-CD20 (rituximab), inhibidores de IL-6, y otras moléculas específicas.
  • Intervenciones de soporte: fisioterapia, control de factores de riesgo, tratamiento sintomático.
  • Terapias emergentes: inmunoterapia antígeno-específica, células T reguladoras, vacunas tolerogénicas y edición genética están en investigación para inducir tolerancia sin inmunosupresión generalizada.
  • Medidas adicionales: plasmapheresis o inmunoadsorción en casos con anticuerpos patogénicos circulantes de alta carga.

Pronóstico y prevención

El pronóstico varía según la enfermedad, la prontitud del diagnóstico y la eficacia del tratamiento. Muchas enfermedades autoinmunes crónicas requieren manejo a largo plazo pero, con terapias modernas, la calidad de vida y la expectativa han mejorado. La prevención primaria no siempre es posible, pero identificar factores de riesgo modificables (p. ej., evitar el tabaquismo, control de infecciones, revisión de fármacos que pueden inducir autoinmunidad) puede disminuir la incidencia o atenuar la severidad en algunos casos.

Investigación y perspectivas

La investigación actual se centra en comprender mejor los mecanismos de pérdida de tolerancia, identificar biomarcadores predictivos, y desarrollar tratamientos que restablezcan la tolerancia de forma específica sin suprimir todo el sistema inmunitario. Estos avances buscan terapias más seguras y efectivas a largo plazo.

En resumen, la autoinmunidad abarca un conjunto amplio de procesos y enfermedades en los que el sistema inmune ataca componentes propios. Su manejo implica diagnóstico preciso, control de la inflamación, y estrategias para restaurar o modular la tolerancia inmunológica.

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Preguntas y respuestas

P: ¿Qué es la autoinmunidad?


R: La autoinmunidad es una afección médica en la que el sistema inmunitario de una persona ataca a su propio organismo.

P: ¿Qué hace un sistema inmunitario sano?


R: Un sistema inmunitario sano reconoce virus, bacterias y otros agentes patógenos y los combate.

P: ¿Cómo funciona la autoinmunidad?


R: Cuando una persona tiene autoinmunidad, su sistema inmunitario ataca al propio organismo. Reconoce las células y tejidos sanos del cuerpo como antígenos y reacciona atacándolos.

P: ¿Cuáles son los síntomas de la autoinmunidad?


R: A veces esta reacción provoca una inflamación grave, que puede ser dolorosa e incluso peligrosa. A veces la reacción no es peligrosa y causa muy pocos síntomas.

P: ¿Cómo se llaman las enfermedades causadas por la autoinmunidad?


R: Las enfermedades causadas por la autoinmunidad se denominan enfermedades autoinmunes.

P: ¿Puede una persona desarrollar autoinmunidad de repente?


R: Sí, una persona puede desarrollar autoinmunidad de repente.

P: ¿Pueden los científicos provocar autoinmunidad en las personas?


R: Sí, los científicos pueden provocar autoinmunidad inyectando a las personas autoantígenos (las células sanas que ataca el sistema inmunitario).

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