Trastornos generalizados del desarrollo (TGD): definición, autismo y síntomas

Los trastornos generalizados del desarrollo (TGD) son un grupo de trastornos que afectan el desarrollo neurológico y el modo en que un niño se comunica, se relaciona con los demás y se comporta. Estos trastornos suelen aparecer en los primeros años de vida y ralentizan el ritmo al que un niño aprende a hablar, a entender y a interactuar con su entorno, además de causar otros problemas en el aprendizaje y la conducta.

Tipos de TGD

Tradicionalmente se reconocían cinco trastornos dentro de los TGD:

  • Trastorno generalizado no especificado (PDD-NOS).
  • Autismo
  • Síndrome de Asperger
  • Síndrome de Rett
  • Trastorno desintegrativo infantil (TDI)

Los tres primeros (PDD‑NOS, autismo y síndrome de Asperger) suelen agruparse como trastornos del espectro autista. El Síndrome de Rett y el Trastorno desintegrativo infantil son menos frecuentes.

Nota sobre la clasificación moderna

En las últimas guías diagnósticas (DSM‑5), muchos de estos términos se han reorganizado: los diagnósticos de autismo, síndrome de Asperger y PDD‑NOS se unificaron bajo la categoría única de trastorno del espectro autista (TEA), que refleja que comparten características principales pero con variabilidad en gravedad y afectación. El Síndrome de Rett se reconoce como un trastorno con causa genética específica y, por ello, suele considerarse de forma separada en la evaluación clínica.

Signos y síntomas

Los signos pueden variar mucho según la persona y la gravedad, pero los más habituales incluyen:

  • Dificultades en la comunicación verbal y no verbal: retraso en el habla, poco uso de gestos, problemas para iniciar o mantener una conversación.
  • Problemas en las habilidades sociales: escaso contacto visual, dificultades para compartir intereses o emociones, problemas para entender las normas sociales.
  • Patrones de conducta restringidos o repetitivos: movimientos repetitivos (motor estereotipado), insistencia en rutinas, intereses intensos y muy focalizados.
  • Hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos sensoriales (ruidos, texturas, luz).
  • Pérdida de habilidades previamente adquiridas (más típica del TDI y del síndrome de Rett).

Los padres pueden empezar a notar signos cuando el niño es un bebé, y con frecuencia aparecen antes de los tres años. En algunos casos, especialmente en formas leves, las dificultades se hacen más evidentes cuando aumentan las demandas sociales (por ejemplo, al comenzar la escuela).

Causas

Las causas no están completamente esclarecidas; intervienen factores genéticos y, en algunos casos, ambientales que influyen en el desarrollo cerebral. Existen variantes genéticas asociadas a algunos trastornos (por ejemplo, mutaciones relacionadas con el síndrome de Rett). Sin embargo, no hay evidencia de que las vacunas u otras prácticas comunes de la infancia sean causa de los TGD.

Diagnóstico

El diagnóstico lo realiza un equipo multidisciplinario (pediatra, neurólogo infantil, psicólogo, terapeuta del lenguaje, entre otros) mediante la observación del desarrollo, entrevistas con la familia y pruebas estandarizadas del lenguaje, la comunicación y el comportamiento. La detección temprana es clave: las evaluaciones en el primer año o antes de los tres años permiten iniciar intervenciones que mejoran el pronóstico.

Tratamiento y apoyo

No existe una "cura" única, pero las intervenciones tempranas y continuadas pueden mejorar significativamente capacidades y calidad de vida. Entre las estrategias más usadas están:

  • Intervención temprana y programas educativos estructurados (adaptados a las necesidades del niño).
  • Terapia del lenguaje y de la comunicación.
  • Terapia ocupacional para habilidades sensoriales y de la vida diaria.
  • Intervenciones conductuales (por ejemplo, enfoques basados en análisis aplicado de la conducta —ABA— cuando están indicados).
  • Apoyo familiar, orientación escolar y programas de inclusión.

El apoyo debe ser individualizado, considerando las fortalezas y las dificultades de cada persona.

Cuándo consultar al profesional

  • Si notas que tu hijo no responde a su nombre, no señala objetos para mostrar interés o tiene poco contacto visual antes de los 12–18 meses.
  • Si hay ausencia o retraso del lenguaje, o pérdida de habilidades.
  • Si observas conductas repetitivas intensas que interfieren con el aprendizaje o la vida diaria.

Ante cualquier duda, consulta con el pediatra para que derive a los especialistas correspondientes.

Pronóstico

El pronóstico depende del tipo y la gravedad del trastorno, del acceso a intervenciones adecuadas y del apoyo educativo y familiar. Muchas personas con TGD/TEA mejoran sus habilidades comunicativas y sociales con terapia y pueden llevar una vida activa y satisfactoria con los apoyos necesarios.

Si quieres más información sobre alguno de los trastornos mencionados, consulta los enlaces específicos: Autismo, Síndrome de Rett y la página sobre trastornos del espectro autista.


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